En 1981, la capital fue testigo de un hito culinario con la apertura del restaurante fundado por Alfred Gradus, más conocido como Alfredo, un visionario que tuvo la audacia de traer el auténtico estilo americano a la escena gastronómica local. Su establecimiento rápidamente se convirtió en un referente, ofreciendo la experiencia genuina de la comida estadounidense en un entorno donde predominaban las tradicionales tapas y platos españoles. Ana Galindo, viuda de Alfredo, rememora cómo los inicios no fueron sencillos en un mercado que inicialmente desconocía lo que significaba verdaderamente una hamburguesa o una costilla tejana bien preparada. Sin embargo, la dedicación y pasión de Alfredo por replicar el auténtico sabor americano pronto conquistaron a los comensales, permitiendo que su restaurante se convirtiera en un punto de encuentro para aquellos deseosos de probar algo diferente y exótico.
Hoy en día, a más de cuatro décadas desde su apertura, el restaurante de Alfredo sigue manteniendo viva la esencia americana que lo caracterizó desde sus primeros días. La parrilla de este emblemático lugar continúa sirviendo jugosas hamburguesas y costillas con el inconfundible sabor texano que tanto cautivó a sus primeros clientes. Ana, quien ha estado al frente del negocio tras la partida de Alfredo, asegura que el compromiso con la calidad y autenticidad ha sido la clave para permanecer relevantes en un mundo gastronómico en constante evolución. La carta se ha adaptado con el tiempo, pero siempre respetando las raíces impuestas por su fundador, garantizando así que cada visita a este restaurante sea una experiencia única y memorable para los amantes de la comida americana en la capital.
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