Daniel Avecilla, protagonista de una impactante historia de supervivencia, compara su experiencia con dos conocidos desastres históricos al afirmar: «En el Titanic, hubo supervivientes del barco; en los Andes, supervivientes del avión y yo soy un superviviente del tren». Avecilla se refiere a un accidente ferroviario del cual logró salir con vida, un evento que ha marcado su vida con un antes y un después. Su relato rememora la fortaleza y resistencia humana frente a situaciones extremas, destacando el valor y la perseverancia que emergen en circunstancias adversas.
Su testimonio es un recordatorio de las habilidades innatas de supervivencia y el impulso de perseverar incluso cuando todo parece perdido. La frase que utiliza evoca imágenes potentes de tragedias bien documentadas, haciendo una conexión singular entre su propia experiencia y aquellas que han capturado la atención mundial. Avecilla simboliza la esperanza y el espíritu humano que prevalece contra las adversidades, motivando a otros con su ejemplo y fortaleza emocional tras un episodio que redefinió su existencia.
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