En los últimos años, Zaragoza se ha consolidado como un importante destino gastronómico en España, con una oferta de tapas que combina innovación y tradición. Una de las tapas que ha capturado la atención tanto de locales como de visitantes es la de jamón batido. Este manjar, que podría parecer una novedad reciente, tiene un origen accidental. La historia cuenta que surgió como resultado de una receta de aprovechamiento, donde se utilizaba la parte más dura del jamón, convirtiéndose así en una joya gastronómica de la ciudad. Casa Dominó, un reconocido restaurante en la plaza de Santa Marta, ha sido uno de los pioneros en darle popularidad a esta tapa, manteniendo su receta en secreto de generación en generación, asegurando que va más allá de ser simplemente jamón mezclado con mayonesa.
La tapa de jamón batido no solo ha conquistado por su sorprendente textura cremosa, sino también por su originalidad que la diferencia de las presentaciones habituales de jamón en finas lonchas. Su aceptación ha sido tal que actualmente no hay bar en Zaragoza que no ofrezca esta delicia. Con el paso del tiempo, la fama de esta tapa ha impulsado su evolución hacia otras variantes, incluyendo combinaciones como chistorra, longaniza y sobrasada batida. Este fenómeno culinario ha convertido a la tapa de jamón batido en un símbolo de la versatilidad y creatividad de la gastronomía zaragozana, atrayendo así a expertos y aficionados del buen comer a explorar las calles de esta vibrante ciudad aragonesa.
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