En 2021, una historia singular conmocionó a Estados Unidos al salir a la luz el caso de Daphna y Alexander Cardinale, quienes descubrieron que habían estado criando durante meses a una niña que no era su hija biológica, debido a un error en una clínica de fecundación in vitro en Los Ángeles. La situación se tornó un «infierno en vida» para los Cardinales cuando notaron que la pequeña, cuyo tono de piel era más oscuro que el de ellos, no guardaba parecido físico con ninguno de los dos. Movidos por la incertidumbre y las dudas sembradas por comentarios familiares, se sometieron a un test de ADN que reveló que no eran los padres biológicos, llevando a la pareja a tomar la difícil decisión de contactar a la clínica para investigar el destino de su propio embrión. Eventualmente, la clínica identificó y puso en contacto a los Cardinales con otra pareja de California que había dado a luz a su hija biológica una semana antes.
Tras enfrentarse a un dilema moral y al desafío emocional del intercambio de niñas, ambas familias optaron por restituir a cada bebé a sus padres biológicos en enero de 2020, un proceso complejo que consolidó un vínculo profundo entre ellas. Decidieron que era esencial que las niñas crecieran con sus progenitores biológicos, pero no cortaron los lazos que habían formado con cada bebé durante sus primeros meses de vida. Cinco años después, las familias se han unido y llevan una vida entrelazada, compartiendo vacaciones, cumpleaños, y actividades cotidianas. Retiraron la demanda contra la clínica para proteger a su hija mayor del trauma judicial, y aunque este año las niñas asistan a colegios diferentes, las familias han prometido que mantendrán su estrecho lazo con clases de ballet y otras actividades compartidas, consolidando una experiencia extraordinaria de amor y unidad familiar.
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