Stephen Bryant, un preso en el corredor de la muerte en Carolina del Sur, se encuentra a poco más de dos semanas de ser ejecutado. A sus 44 años, ha pasado 17 años tras las rejas después de haber admitido haber asesinado a tres hombres en una serie de crímenes ocurridos en 2004. Elegido un método poco convencional para su ejecución, el pelotón de fusilamiento, se llevará a cabo el 14 de noviembre, tras la decisión del Tribunal Supremo de no revocar su condena. Esta metodología permitirá que varios voluntarios le disparen desde una distancia de 4,5 metros.
Este caso ha cobrado notoriedad no solo por la brutalidad de Bryant, que en una ocasión usó la sangre de una de sus víctimas para dejar un mensaje retador a la policía, sino también por su similitud con otros criminales notables. Su trayectoria criminal incluye el asesinato de un policía, lo que también llevó a otro convicto, Mikal Mahdi, a ser sentenciado a muerte en 2006. La inminente ejecución de Bryant reabre el debate sobre los métodos de pena capital y la naturaleza de los crímenes que estos delincuentes han cometido.
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