El Manchester City, bajo la dirección de Pep Guardiola, ha realizado una inversión impresionante en el mercado de fichajes de invierno para intentar salir de la crisis deportiva en la que se encuentra el equipo. El técnico catalán ha desembolsado un total de 220 millones de euros por cinco jugadores, destacando los 60 millones pagados por el joven Nico González, proveniente del Oporto. Este movimiento no solo busca reforzar al City, sino también ha beneficiado financieramente al Barcelona, antiguo club del jugador, que recibirá más de 20 millones gracias a una cláusula establecida durante la venta original de Nico al club portugués. Esta transacción y los otros fichajes realizados muestran la desesperación por parte del City para competir a nivel europeo, especialmente de cara al crucial enfrentamiento contra el Real Madrid en la Champions League.
Sin embargo, este gasto masivo del Manchester City no ha estado exento de críticas y riesgos. A pesar de enfrentarse a múltiples denuncias por presuntas infracciones financieras que podrían resultar en un descenso administrativo, el club ha decidido «tirar la casa por la ventana» para reforzar su plantilla. Jugadores como el delantero egipcio Marmoush, adquirido por 75 millones de euros, y otros fichajes como el uzbeco Kushanov por 40 millones, reflejan cifras consideradas por muchos como exorbitantes en comparación con el mercado. Guardiola y la directiva esperan que esta apuesta les permita encontrar la fórmula ganadora que ha evadido al equipo, especialmente frente a la competencia feroz que representa el Real Madrid y los desafíos dentro de la Premier League.
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