El incendio desatado en Jarilla, Cáceres, continúa su avance incontrolable tras cinco días, devastando 11.000 hectáreas con un perímetro de 130 kilómetros y un preocupante pronóstico desfavorable. Los esfuerzos se centran en el flanco norte, donde el fuego se muestra indomable, provocando evacuaciones en Gargantilla y confinamientos en Hervás. La situación es crítica, con las llamas cercanas a saltar hacia Castilla y León, avisando un posible riesgo para Salamanca. Los residentes han sido alertados de permanecer resguardados debido al peligro de inhalación de humo. Las patrullas y mensajes en móviles han sido el medio para advertir a la población, que teme por la integridad de su entorno, en especial los castaños del puerto de Honduras, una de las principales masas forestales de la zona.
A nivel político, la presidenta regional María Guardiola critica la respuesta del Gobierno de España, alegando que los medios enviados son insuficientes para manejar el crítico escenario con ocho incendios activos en la región. La disputa política se intensifica, con Guardiola señalando al delegado del Gobierno en Extremadura por su supuesta incapacidad para aportar más recursos. La administración central, por su lado, defiende su actuación desde el comienzo de los incendios, subrayando que la responsabilidad de extinción recae principalmente en las autoridades autonómicas. Mientras tanto, los bomberos, diminuidos en número y dispersiones, enfrentan dificultades para controlar los focos simultáneos, complicados aún más por factores climáticos y la acción de presuntos pirómanos.
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