La entrega de reconocimientos a los servidores públicos que asistieron a la Comunidad Valenciana tras el embate de la DANA en octubre fue un evento cargado de emociones y gratitud. La Caja Mágica de Madrid fue testigo de un desfile de colores y uniformes, simbolizando el esfuerzo conjunto y la solidaridad en momentos de crisis. Bomberos, policías, servicios de limpieza, personal del SAMUR y voluntarios se congregaron en un acto de homenaje presidido por el alcalde, José Luis Martínez-Almeida.
En un gesto conmovedor, se recordó la eficacia y dedicación del cuerpo que se movilizó hacia Valencia, integrando desde policías municipales hasta sanitarios, además de voluntarios que, sin dudarlo, ofrecieron su fuerza y entrega. Francisco Caletrio, comisario principal de la Policía Municipal, recalcó que para los habitantes de las zonas afectadas, el uniforme era sinónimo de esperanza y seguridad en medio del caos.
Los discursos pronunciados durante el encuentro fueron un eco de la labor callada pero esencial realizada en Valencia. Mar López de SAMUR Social habló sobre la determinación de los equipos en proporcionar la ayuda necesaria, mientras que Sherezade Talavera, representante del área de limpieza viaria, expresó el orgullo de sus compañeros y destacó la dignidad con la que enfrentaron la adversidad.
Entre las declaraciones, las palabras de Enrique Chisbert, jefe de Bomberos de Valencia, resonaron profundamente, agradeciendo la solidaridad recibida y realzando el vínculo forjado entre ambas ciudades en tiempos difíciles. El evento concluyó con los acordes del himno valenciano, interpretado por la banda de música de la Policía Municipal, fabricando un cierre simbólico y emotivo a una ceremonia que reafirmó la capacidad humana de unirse y perseverar frente a los desafíos.
Aquella mañana, en la Caja Mágica, no solo se entregaron placas, sino que se celebró el espíritu de cooperación y la evidente hermandad entre servidores públicos y ciudadanos en toda su pluralidad. A través de vidas salvadas y comunidades reconstruidas, quedó claro que la verdadera recompensa son las sonrisas y la gratitud de aquellos beneficiados, reflejo del impacto perdurable de su sacrificio desinteresado.
Fuente: Diario.Madrid.es