El metano (CH₄), reconocido como el segundo gas de efecto invernadero más importante después del dióxido de carbono (CO₂), está generando creciente preocupación entre la comunidad científica por su acelerada concentración en la atmósfera, que hoy es 2,6 veces más alta que en épocas preindustriales. Según el Global Carbon Project, el CH₄ tiene un potencial de calentamiento hasta 80 veces mayor por molécula que el CO₂, y sus emisiones, vinculadas principalmente a actividades humanas como la agricultura, la ganadería y la gestión de residuos, alcanzan niveles récord. Estas conclusiones, publicadas en la revista especializada Environmental Research, subrayan que dos tercios del metano en la atmósfera provienen de actividades antropogénicas y su incremento está asociado a fenómenos naturales como La Niña y el deshielo del permafrost.
El informe destaca que las emisiones de metano han crecido a un ritmo sin precedentes desde 1980, contribuyendo significativamente al calentamiento global. A pesar de una inexplicable pausa en su aumento entre 1999 y 2006, desde 2007 las concentraciones de este gas no han dejado de subir. Científicos como Luis Guanter de la Universitat Politècnica de València sugieren que reducir las emisiones de metano sería una medida eficaz para mitigar el cambio climático a corto plazo, dado su menor tiempo de permanencia en la atmósfera en comparación con el CO₂. Propuestas como la reducción de fugas en instalaciones energéticas y el uso de aditivos en la alimentación del ganado, además de nuevas técnicas agrícolas y la gestión eficaz de residuos orgánicos, se presentan como soluciones viables para controlar estas emisiones y mejorar el balance climático global.
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