En el contexto de las recientes inundaciones en la zona levantina de Valencia, un libro de 1795, titulado Observaciones sobre historia natural del Reyno de Valencia, ya detallaba en su página 159 las características geográficas que hacen a esta región especialmente susceptible a las lluvias torrenciales y desbordamientos. Desde hace siglos, la ciudad de Valencia y sus alrededores han enfrentado catástrofes naturales similares debido a su peculiar situación geográfica. Intervenciones como el desvío del Río Turia en 1957 evidencian esfuerzos históricos para mitigar los daños causados por estas catástrofes. Sin embargo, las recientes inundaciones vuelven a abrir el debate sobre las infraestructuras necesarias y las decisiones políticas que podrían influir en la prevención de futuros desastres naturales.
A medida que las discusiones sobre el cambio climático ganan preponderancia, se intensifican las críticas hacia la instrumentalización política de estos fenómenos. Algunos sectores argumentan que las decisiones políticas han exacerbado las tragedias en Valencia, aludiendo a la cancelación del Plan Hidrológico Nacional y a restricciones impuestas por la Confederación Hidrográfica del Júcar, que habrían prevenido una adecuada gestión de cauces y barrancos. Estas reflexiones sobre el clima y las políticas subrayan las tensiones entre la sostenibilidad ambiental y las agendas políticas, resaltando la necesidad de una gestión más equilibrada y eficaz de los recursos naturales en España.
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