El cambio climático continúa intensificando la frecuencia y severidad de los desastres naturales, y el sur de California fue testigo de ello a principios de este año con los devastadores incendios de Palisades y Eaton en Los Ángeles. Un informe reciente de la iniciativa World Weather Attribution destaca que el calentamiento global aumentó la probabilidad de estos incendios, que causaron la muerte de al menos 28 personas y destruyeron más de 16,000 inmuebles. Los científicos aseguran que estos eventos son los más destructivos en la historia de Los Ángeles y potencialmente los más costosos en la historia de Estados Unidos. Las temperaturas elevadas, la baja humedad y fuertes vientos, exacerbados por el cambio climático, aumentaron en un 35% la probabilidad de condiciones propicias para incendios como estos.
Además, el estudio revela que la temporada de incendios forestales se está prolongando, propiciada por un clima cada vez más cálido debido a las emisiones de combustibles fósiles. Ahora, las condiciones favorables para los incendios persisten 23 días más en promedio que en épocas pasadas. Sin embargo, el informe señala una carencia de lluvias usualmente presentes entre octubre y diciembre para mitigar los incendios, exacerbada por fenómenos meteorológicos como El Niño y La Niña, aunque su vínculo directo con el cambio climático no se ha cuantificado aún. Ante esta situación, expertos como el profesor John Abatzoglou advierten que las comunidades afectadas deben reconsiderar cómo reconstruir, ya que el potencial de incendios rápidos y devastadores seguirá presente mientras la vegetación se recupere lentamente en las áreas quemadas.
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