El reciente apagón eléctrico en España ha reavivado el debate sobre la prolongación de la vida útil de las centrales nucleares. Algunos sectores argumentan que esta tecnología podría evitar futuros cortes de energía, sin embargo, expertos señalan que los reactores nucleares españoles no son adecuados para situaciones de emergencia debido a su rigidez. La continuidad de estas centrales podría frenar el avance hacia un sistema energético más ágil y basado en energías renovables, tal como plantea el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). Prolongar la vida de las nucleares implica enfrentar riesgos técnicos y económicos, ya que muchas de estas plantas superan los 40 años para los que fueron diseñadas, lo que requeriría inversiones significativas en seguridad.
Además, extender la operación de las centrales nucleares resultaría costoso en comparación con las energías renovables, que han mostrado precios de mercado más competitivos. Mantener estas plantas podría distorsionar el mercado energético, dificultar la innovación y el almacenamiento, y comprometer la integración de renovables. Romper compromisos establecidos en el calendario de cierre podría generar inseguridad jurídica y afectar inversiones en energías limpias. El apagón debería impulsar una modernización del sistema eléctrico español mediante el desarrollo de redes inteligentes y almacenamiento energético. El consenso apunta hacia un futuro energético renovable, flexible e inteligente.
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