Las reacciones al asesinato de Charlie Kirk han suscitado una ola de comentarios y declaraciones que han encendido el debate político en Estados Unidos. Figuras prominentes de la derecha han denunciado lo que consideran una muestra alarmante de la descomposición moral de la izquierda, tanto en sus sectores más extremos como en los más convencionales. Varios líderes conservadores han expresado su indignación ante los comentarios que, según ellos, banalizan o incluso justifican la violencia contra Kirk, destacando que estos reflejan una preocupante polarización y falta de empatía.
En contraste, algunos sectores de la izquierda han optado por guardar silencio o minimizar el suceso, argumentando que se trata de un caso aislado que no representa sus valores. Sin embargo, el hecho ha sido utilizado por la derecha para ilustrar lo que describen como una creciente intolerancia dentro del discurso político progresista. Este episodio ha intensificado las ya existentes tensiones entre ambos lados del espectro político, alimentando un ciclo de recriminaciones que amenaza con seguir profundizando la división social en el país.
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