El gran duque Enrique de Luxemburgo anunció que en octubre designará a su hijo, el príncipe Guillermo, como lugarteniente-representante, permitiéndole asumir ciertos poderes del jefe del Estado. Durante la ceremonia de la fiesta nacional, Enrique expresó su confianza y amor hacia su hijo, recibiendo una cálida ovación del público y autoridades. La Casa Real comunicó que las decisiones de Guillermo tendrán la misma validez que las del gran duque. Aunque inesperada, la decisión contó con el apoyo del primer ministro, Luc Frieden, quien resaltó el carácter histórico del nombramiento y su relevancia para la monarquía del país.
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