En el ámbito del Ejecutivo, se considera que situaciones como el reciente apagón ayudan a fortalecer su imagen institucional. Mientras tanto, en la vida cotidiana, los debates y conversaciones se centran en figuras y eventos específicos como Koldo, Ábalos, Jésica, y Begoña. Este contraste entre la percepción institucional y el enfoque del público en temas más triviales o anecdóticos resalta la diferencia en las prioridades de las conversaciones políticas y sociales.
El Ejecutivo busca proyectarse como una entidad sólida y confiable, especialmente en momentos de crisis como el apagón. Sin embargo, el interés público y mediático sigue volcándose hacia historias personales y controversias menores, que mantienen a la audiencia más interesada y entretenida. Esta dinámica sugiere una brecha entre lo que el gobierno valora y las narrativas que capturan la atención popular, reflejando la complejidad de gestionar la opinión pública en un entorno mediático tan diversificado.
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