Desde la sentencia del Tribunal Supremo en España que establece la necesidad de una redistribución más equitativa de los solicitantes de asilo entre las diferentes comunidades autónomas, solo 52 personas han sido reubicadas. Esta cifra refleja un proceso lento y desafiante frente al objetivo de aliviar la presión sobre ciertas regiones que habían estado recibiendo una mayor cantidad de solicitantes. Las comunidades autónomas han expresado su falta de recursos y logística para gestionar estas reubicaciones adecuadamente, lo que ha contribuido al ritmo pausado del proceso.
El fallo del Supremo llegó en un contexto donde la presión migratoria ha sido un tema candente en el ámbito nacional, desatando un complejo debate sobre la distribución de responsabilidades entre las regiones. Mientras que algunas comunidades han mostrado disposición para recibir más solicitantes, otras han manifestado su preocupación por la falta de infraestructura adecuada. Esta situación ha evidenciado la necesidad de una planificación estratégica y colaboración interregional para cumplir eficazmente con el mandato judicial y abordar la situación de los inmigrantes sin dilación.
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