El Ejecutivo ha manifestado la necesidad de aceptar «la propuesta económica más ventajosa» con el objetivo de evitar la depreciación y el deterioro de ciertos activos por el desuso. Esta medida, discutida en recientes deliberaciones gubernamentales, se enfoca en maximizar el valor de los activos públicos, garantizando una gestión eficiente que evite pérdidas económicas significativas. La propuesta busca no solo la conservación del valor material, sino también generar un impacto positivo en las finanzas públicas, una prioridad en el contexto económico actual.
La estrategia ha sido objeto de debate, suscitando opiniones divergentes entre los actores políticos y económicos. Quienes la apoyan destacan su potencial para optimizar el uso de recursos y mejorar la sostenibilidad fiscal. Sin embargo, los críticos advierten que se deben considerar cuidadosamente los criterios de selección para asegurar que las decisiones se alineen con el interés público y no se reduzcan a evaluaciones meramente monetarias. Este diálogo subraya la necesidad de encontrar un balance entre eficiencia económica y responsabilidad social en la gestión de activos públicos.
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