La Universidad de Columbia se encuentra bajo intensa presión de la Administración de Donald Trump, que pretende imponer un control judicial sobre la institución para combatir presuntos actos antisemitas en sus protestas contra la guerra de Gaza. Según información del diario The Wall Street Journal, el gobierno republicano está considerando un decreto de consentimiento que permitiría a un juez federal supervisar las políticas de la universidad, obligándola a reformar sus reglamentos, especialmente en lo referente a las manifestaciones. Esta medida, que podría durar años, busca asegurar el cumplimiento de las directrices federales, y la no adhesión a estas condiciones podría acarrear sanciones legales para la universidad.
Este intento de control surge tras la retirada de 400 millones de dólares en fondos federales a Columbia, afectando severamente a sus facultades de medicina y ciencias de la salud. La universidad ya ha accedido a endurecer sus normativas de manifestaciones y aceptar un mayor control sobre su Departamento de Estudios de Oriente Próximo. Sin embargo, el conflicto se enmarca en una problemática más amplia, donde múltiples universidades estadounidenses, como Harvard y Cornell, enfrentan investigaciones y amenazas de congelación de fondos bajo pretexto de antisemitismo. Críticos advierten que estas acciones suponen un ataque a la libertad académica y señalan que, aunque es vital enfrentar el antisemitismo, también se deben abordar otras formas de discriminación y odio como la islamofobia.
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