El proceso de negociación entre el Gobierno de Gustavo Petro y el Clan del Golfo, el grupo armado más grande de Colombia, ha dado un giro significativo con la exclusión de tres de sus líderes principales de las conversaciones. Álvaro Jiménez, el jefe negociador, anunció que Jobanis de Jesús Ávila Villadiego, conocido como Chiquito Malo, José Gonzalo Sánchez, alias Gonzalito, y José Miguel Demoya, alias Chirimoya, no participarán más del diálogo. Esta exclusión, formalizada en una resolución del 27 de diciembre, ha levantado preguntas sobre las razones detrás de la decisión, que algunos especulan podría estar relacionada con las órdenes de captura y extradición que enfrentan algunos líderes del grupo. A pesar de las tensiones internas y las críticas públicas hacia el comisionado de Paz, Otty Patiño, el Gobierno mantiene que la negociación continuará en 2025, posiblemente avanzando hacia una fase pública donde se discutirán condiciones de desarme.
El Clan del Golfo, que se autodenomina Ejército Gaitanista de Colombia, no es reconocido por el Estado como un grupo con motivaciones políticas, sino como una organización criminal y narcotraficante. Este estatus ha complicado el levantamiento de las ordenes contra sus líderes y limita las posibilidades de acogerse a beneficios judiciales. Las fricciones dentro del grupo armado también se han hecho evidentes, con informes de tensiones entre Ávila y otros líderes como Elkin Casarrubia Posada, alias El Cura, y Luis Armando Pérez Castañeda, alias Bruno, quienes permanecen en la mesa negociadora. Esta situación plantea riesgos de posibles rupturas más profundas dentro de la estructura del Clan, similar a lo ocurrido en negociaciones con otros grupos como el ELN y las disidencias de las FARC. Mientras tanto, la continuidad del diálogo sigue siendo un tema delicado y crucial en el panorama de paz en Colombia.
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