La inflación en Argentina ha mostrado un descenso significativo bajo la administración de Javier Milei, destacándose como uno de los principales logros del actual gobierno junto con el superávit fiscal. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) registró un aumento mensual del 2,7% en octubre, el más bajo en los últimos tres años, aunque la tasa interanual sigue siendo elevada, alcanzando un 193%. Pese a la alegría expresada por el presidente Milei, que comparó a sus adversarios con simios, la economía argentina no está libre de retos. Mientras algunos sectores, como el de la vivienda y los servicios públicos, experimentaron alzas significativas, otros como el transporte y los alimentos mostraron variaciones mínimas. El ministro de Economía, Luis Caputo, manifestó optimismo respecto al control de la inflación, insinuando que las restricciones cambiarias podrían levantarse el próximo año, pero enfatizó que esto se hará cuando no existan riesgos para la economía.
Sin embargo, el contexto económico sigue siendo complejo. Argentina enfrenta una recesión significativa con una proyección de caída del PIB del 3,5% para este año, según el Fondo Monetario Internacional. Además, la pobreza ha aumentado considerablemente durante la presidencia de Milei, alcanzando un 52,9% de la población, lo que representa un incremento de 11 puntos porcentuales desde diciembre. En el ámbito laboral, los salarios registrados han comenzado a superar a la inflación en aumento, con un incremento del 4,5% en septiembre frente a un IPC del 3,5% en ese mes. A pesar de este avance, los ingresos aún están rezagados respecto a la inflación anual, lo que pone de relieve la precariedad económica que persiste entre los trabajadores argentinos. De este modo, la política económica del actual gobierno sigue enfrentando el desafío de equilibrar la contención inflacionaria con el bienestar social y el crecimiento económico.
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