Londres está realizando esfuerzos significativos para evaluar la «resiliencia energética» del aeropuerto Heathrow, tras el caos reciente que resultó en el cierre completo de sus operaciones y la cancelación de más de 1.400 vuelos. La situación ha despertado la preocupación de las autoridades sobre la capacidad del aeropuerto para resistir y recuperarse de interrupciones inesperadas en el suministro de energía. Funcionarios del gobierno y expertos en infraestructura están colaborando en una revisión exhaustiva de los sistemas de energía del aeropuerto para identificar vulnerabilidades y garantizar que se implementen medidas que prevengan la repetición de semejante suceso, que afectó tanto al tráfico aéreo como a miles de pasajeros.
El impacto del cierre ha sido significativo no solo en términos de logística, sino también económico, con una serie de efectos en cascada que han afectado a las aerolíneas, operadores de servicios y al sector turístico. Las pérdidas potenciales están en evaluación, mientras empresas y pasajeros intentan recobrar la normalidad. Heathrow, uno de los aeropuertos más activos del mundo, enfrenta ahora el desafío de no solo restaurar su operatividad, sino de reforzar la confianza pública en su infraestructura crítica. Esta situación destaca la crucial interdependencia entre sectores vitales y subraya la importancia de contar con planes adecuados de contingencia y modernización para responder ante emergencias energéticas.
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