En un giro significativo respecto a la política comercial de la administración Trump, el gobierno estadounidense ha decidido revisar su estrategia de aranceles. Esta medida llega en un momento crítico para algunos fabricantes, quienes han experimentado importantes pérdidas financieras, reflejadas en una caída del 13% en las ventas para 2025. Detrás de esta decisión está la creciente presión económica que han enfrentado las compañías debido a los desafíos políticos y económicos ampliados por la participación de figuras influyentes como Elon Musk en la esfera política. Musk, cuyas acciones frecuentemente provocan movimientos de mercado, ha intensificado las tensiones y las reacciones en el sector tecnológico y automotriz.
Uno de los fabricantes más afectados ha visto su capitalización de mercado desplomarse en más de 600.000 millones de dólares desde el 20 de enero. Este escenario ha obligado a la administración Biden a reconsiderar el enfoque proteccionista anterior, buscando un equilibrio entre el fortalecimiento del mercado local y la competencia global. Con la nueva postura arancelaria, se espera que las empresas puedan recuperar terreno en un contexto económico internacional que sigue enfrentando incertidumbres. Economistas señalan que esta ruptura con las políticas previas podría marcar un punto de inflexión en las relaciones comerciales de Estados Unidos, impactando tanto a nivel interno como en sus asociaciones con otros países.
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