La cumbre del G-20, que reúne a las mayores economías del mundo en Río de Janeiro, concluyó su primera jornada con la publicación de una declaración final centrada en cuestiones urgentes. Este documento enfatiza la necesidad de aumentar la asistencia humanitaria en la Franja de Gaza, solicitando el levantamiento de las barreras a dicha ayuda, aunque sin mención directa a Israel o Egipto, países que controlan las fronteras. En cuanto al conflicto en Ucrania, la declaración reconoce el sufrimiento causado por la guerra, pero adopta un tono más moderado, dando la bienvenida a las iniciativas por una paz justa. Mientras Brasil busca consolidar su posición internacional tras el mandato de Jair Bolsonaro, el presidente argentino, Javier Milei, expresó sus diferencias con el texto, aunque lo alinea con las prioridades globales como la lucha contra el hambre y la pobreza.
El documento también reafirma el compromiso del G-20 con la igualdad de género y el empoderamiento de mujeres y niñas, cuestión que generó fricción con Argentina. Además, aborda la problemática de la migración, destacando la importancia de un enfoque inclusivo y ordenado que respete los derechos humanos, en contraposición a políticas más restrictivas como las propuestas por Donald Trump. En paralelo, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, aprovechó la cumbre para fortalecer relaciones con China, subrayando el estado «sin precedentes» de la asociación estratégica entre ambos países. Estos temas han dominado el cónclave y reflejan las complejidades diplomáticas en un contexto global desafiante.
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