La serie surcoreana «El juego del calamar», que hizo su debut en Netflix en septiembre de 2021, ha sido un fenómeno mundial que transformó el panorama del entretenimiento en streaming. Sin embargo, a medida que avanza la narrativa, se ha convertido en un símbolo de la repetición y la dilatación de ideas, evidenciado por la estructura cada vez más predecible de su tercera temporada. A pesar de la introducción de nuevos juegos macabros, la falta de originalidad y una carencia de desarrollo narrativo han frustrado las expectativas de los fanáticos y críticos, quienes argumentan que la historia se ha estancado, dejando de lado su inicial impacto cultural.
La conclusión de la tercera temporada desata eventos dramáticos que subrayan la lucha moral de sus personajes, especialmente el protagonista Gi-hun, quien sacrifica su vida por el bienestar de un bebé, reafirmando su creencia en la bondad humana. Mientras la organización detrás del juego se desmorona tras el suicidio de Gi-hun, su liderazgo se tambalea y se producen profundas transformaciones interpersonales entre los personajes clave. En un giro final, se anticipa una versión estadounidense de la serie, que se encuentra en desarrollo con el director David Fincher al mando, lo que resalta la permanencia y la influencia de la franquicia a nivel global.
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