En el cambiante paisaje de la tecnología, un nuevo debate ha tomado relevancia gracias al desarrollador Javi López, quien comparte una provocadora idea: en el futuro cercano, todo el software podría ejecutarse directamente en modelos de lenguaje de gran tamaño (LLMs), eliminando el código intermedio. Esta visión radical sugiere que el software se convertiría en una commodity, similar a la electricidad.
López observa que el desarrollo de software ya está girando hacia interfaces de lenguaje natural. Herramientas actuales permiten a los programadores interactuar con IA como si fuera un colaborador técnico. Sin embargo, su propuesta va más allá al imaginar un mundo donde toda la lógica de negocio y presentación visual se gestionan dentro del propio modelo, sin necesidad de un backend tradicional.
Si esta visión se hace realidad, podría transformar la cadena de valor del software. Las tecnologías actuales, como lenguajes de programación y bases de datos, podrían desaparecer como segmentos independientes, absorbidas por LLMs avanzados. Esto concentraría el valor económico en pocos actores: los proveedores de modelos líderes y quienes operan infraestructuras de cómputo masivo.
El concepto de software como commodity no es nuevo; López lo compara con la electrificación, donde la competencia dejó de centrarse en el producto final y se trasladó a quién podía proporcionar energía de manera eficiente. En este futuro, el software sería un servicio de capacidad, donde la elección de proveedor se basaría principalmente en el precio.
No obstante, existen desafíos técnicos, como la falta de determinismo y memoria persistente en los LLMs actuales. López sugiere que el uso de datos sintéticos y un enfoque de autoaprendizaje podrían superar estas barreras técnicas, alineándose con las investigaciones de grandes laboratorios de IA.
El impacto en la estructura empresarial y laboral sería significativo. Los roles de desarrollador se transformarían, desplazando el enfoque hacia el diseño de interacciones y optimización de modelos. Además, podría aumentar el riesgo de concentración de poder, donde un pequeño grupo de empresas controlaría gran parte de la capacidad digital.
Desde una perspectiva financiera, el escenario de López ofrece oportunidades de inversión, destacando la importancia de identificar a los futuros líderes en LLMs y en infraestructura crítica, como operadores de centros de datos y fabricantes de hardware especializado.
Sin embargo, este futuro enfrentaría riesgos como limitaciones energéticas y de hardware, además de posibles regulaciones. También podría surgir un mercado híbrido donde convivan LLMs y aplicaciones tradicionales por razones de seguridad y control.
A pesar de la falta de consenso sobre el tiempo que tomará este cambio, López apuesta por una transformación más cercana a lo que muchos predicen. Las señales clave para monitorear incluyen la aparición de LLMs multimodales y casos de uso reales.
En última instancia, la propuesta de López sugiere un cambio de paradigma con potencial para concentrar el valor en pocos proveedores de software estandarizado. Así, las mayores ganancias serán para quienes identifiquen a los ganadores y gestionen los riesgos de un mercado concentrado.
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