El Parlamento británico ha aprobado una ley para nacionalizar la empresa British Steel, que estaba bajo el control de la compañía china Jingye, asegurando así la continuidad de la producción de acero en Reino Unido. La Ley de la Industria Siderúrgica fue ratificada por ambas Cámaras parlamentarias y había recibido el respaldo del monarca Carlos III, convirtiéndose rápidamente en legislación vigente. La medida fue aclamada por los trabajadores de la planta de Scunthorpe, quienes se manifestaron para impedir el acceso de los ejecutivos chinos al Parlamento. La empresa argumentaba que la subida de aranceles y otras condiciones desfavorables del mercado comprometían su viabilidad financiera, justificando así su decisión de cerrar sus operaciones en el país.
En una visita sorpresa, el primer ministro británico Keir Starmer se reunió con los trabajadores de British Steel en Scunthorpe, enfatizando la importancia de la planta y sus empleados para la industria nacional. Starmer defendió la nacionalización como un proyecto de interés nacional que también protege miles de empleos, destacando sus planes para revitalizar la manufactura nacional con proyectos como la ampliación del aeropuerto de Heathrow y un nuevo parque temático en Bedford. A pesar de las millonarias inversiones de Jingye desde 2020, la empresa sigue apuntando a pérdidas significativas debido a la insostenibilidad financiera de su operación, forzada por la difícil situación de mercado y altos costes ambientales. La nacionalización de British Steel aparece, así, como un hito en la estrategia gubernamental para asegurar la estabilidad de la industria siderúrgica británica.
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