El FBI está investigando un nuevo intento de asesinato contra el expresidente de EE.UU., Donald Trump, apenas dos meses después del primer ataque. El incidente ocurrió en su club de golf en West Palm Beach, Florida, cuando un agente del Servicio Secreto detectó el cañón de un rifle AK-47 entre los arbustos de la verja. Al abrir fuego, un hombre se dio a la fuga, pero el sospechoso fue interceptado y detenido gracias a la rápida acción de las autoridades. Junto al rifle, equipado con una mirilla y una cámara Go-Pro, se encontraron dos mochilas. Trump ha confirmado estar sano y salvo, agradeciendo el apoyo de sus seguidores en un mensaje de texto y enfatizando su compromiso de seguir luchando por ellos.
Este suceso introduce un nuevo elemento de tensión en la campaña electoral estadounidense, a escasos cincuenta días de unas elecciones presidenciales muy reñidas entre Trump y su rival demócrata, Kamala Harris. La candidata demócrata, al igual que la Casa Blanca, ha sido informada del incidente y expresó su alivio de que Trump esté a salvo. La vicepresidenta subrayó que «la violencia no tiene cabida en Estados Unidos». El incidente ocurre en un momento en que los sondeos muestran un empate técnico entre ambos candidatos, añadiendo más incertidumbre al ya tenso clima político. Ambos tienen previstas intensas semanas de campaña en estados clave para ganar impulso en los comicios.
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