Edmundo González Urrutia, un diplomático retirado y reservado, quien dedicó gran parte de su vida a la lectura, la escritura y la familia, se ha visto inesperadamente inmerso en el epicentro de la política venezolana. En 2024, siendo mentor de la opositora María Corina Machado, inhabilitada para ejercer cargos públicos, aceptó a regañadientes enfrentarse a Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales. Pese a lograr una victoria aparentemente clara, Maduro se niega a ceder el poder, generando un desconcierto internacional, especialmente en Estados Unidos, que insta al reconocimiento de los resultados y una transición pacífica. La situación alcanzó su clímax cuando González, tras sufrir acoso judicial injustificado, aceptó un asilo en España, con la mediación de importantes figuras y el beneplácito del propio Maduro.
La marcha de Edmundo González a España ha sacudido el escenario político tanto en Venezuela como en el extranjero. Su salida provocó una reorganización de la estrategia de la oposición, liderada ahora por Machado desde dentro del país, mientras que él se centrará en internacionalizar el conflicto. La acogida de González en España generó controversias y debates en el Congreso español, donde fuerzas políticas se enfrentan por el reconocimiento de su victoria electoral. Sánchez manejó la bienvenida con cautela, evitando molestar al régimen de Maduro, mientras Edmundo, arropado por su hija y bajo una cuidadosa vigilancia por su familia que aún reside en Venezuela, deberá navegar entre la presión interna y externa. Los próximos movimientos de este exdiplomático determinarán muchas de las dinámicas políticas venideras en Venezuela y su relación con la comunidad internacional.
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