En la búsqueda de mejorar el proceso de aprendizaje, expertos en educación como Miguel Ángel Montenegro, Sonia Díez y José Picó destacan la importancia de repensar los espacios educativos para adaptarlos a las necesidades actuales. Montenegro enfatiza que aprender va más allá de las aulas tradicionales y aboga por considerar al entorno como un «tercer maestro», posibilitando experiencias variadas que motiven a los estudiantes. Díez complementa esta visión al señalar que un significativo porcentaje del aprendizaje ocurre fuera del entorno escolar, lo que subraya la necesidad de integrar diversas locaciones, como museos y ciudades, dentro del proceso educativo. Picó, desde su experiencia arquitectónica, resalta cómo otros sectores han transformado sus espacios para fomentar la creatividad y el bienestar, sugiriendo que las escuelas deben seguir esta tendencia y abandonar el modelo obsoleto del siglo XIX.
La idea es crear aulas amplias, flexibles y multifuncionales que se fusionen con entornos digitales y físicos, optimizando aspectos como la iluminación y la acústica para elevar el bienestar emocional y el rendimiento académico de los estudiantes. Ejemplos de esta transformación se encuentran en centros como el Colegio Heidelberg en Las Palmas y el Colegio Internacional Torrequebrada en Málaga, donde los espacios se diseñan para fomentar la colaboración y la creatividad. Asimismo, en el Colegio Base International School de Madrid, se han reorganizado los espacios para favorecer la participación de las familias y servir de refugio cómodo para los alumnos. Estas reformas buscan romper con la monotonía del pasado, adaptando los entornos educativos para que los estudiantes se sientan motivados y curiosos, al igual que buscar optimizar la infraestructura para formar ciudadanos críticos y activos en un mundo en constante cambio.
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