El noveno episodio de El verano en que me enamoré, titulado «La última llamada», ha desatado opiniones encontradas entre los espectadores. Muchos críticos han expresado su descontento al considerar que el enfoque en la tristeza de Jeremiah y la búsqueda de Belly por su mochila ha desgastado el interés en la trama. La frustración se ha centrado en la falta de desarrollo de la relación entre Belly y Conrad, a pesar de que el episodio ha sido el más coherente en la narrativa de la tercera temporada, donde la complejidad del triángulo amoroso ha dificultado el avance del argumento.
A pesar de las quejas, este capítulo marca un momento crucial para los personajes. Belly, que se encuentra en París tras la cancelación de su boda con Jeremiah, busca redescubrirse fuera de la sombra de sus dos amores. Eso contrasta con Jeremiah, quien lidia con su dolor y confusión por la ruptura. Conrad, aunque menos presente, comienza a asumir sus responsabilidades emocionales. Este episodio no solo explora las consecuencias inmediatas de la separación, sino que también sienta las bases para un desenlace que promete ser satisfactorio a medida que se acercan los capítulos finales. La serie, aunque potencialmente divisiva en su final, ha conseguido reanudar una lógica narrativa que puede dejar a los fanáticos satisfechos.
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