El enviado de la ONU para el Sáhara Occidental, Staffan de Mistura, ha visitado recientemente los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf, en el suroeste de Argelia, como parte de sus esfuerzos diplomáticos para encontrar una solución política al conflicto que data de 1975 tras la retirada de España. Durante su visita, de Mistura se reunió con Brahim Gali, líder del Frente Polisario, quien reiteró que solo aceptarán la autodeterminación que conduzca a la independencia del territorio. Este acontecimiento se produce en un contexto donde Marruecos defiende su propuesta de autonomía bajo su soberanía como la única solución viable, respaldada por el reconocimiento de esta postura por parte de Estados Unidos durante la administración de Donald Trump. Los conflictos en la región han resurgido desde que el Polisario rompió el alto el fuego en 2020, tras la ocupación marroquí del paso fronterizo de El Guerguerat.
A nivel internacional, el tema del Sáhara Occidental sigue siendo una cuestión delicada y de múltiples intereses. Argelia y Sudáfrica apoyan la autodeterminación propuesta por el Polisario, mientras que España y Francia, aunque en su momento fueron potencias coloniales, ahora respaldan mayoritariamente la propuesta de autonomía de Marruecos. Estados Unidos, por su parte, mantiene una postura más cautelosa, considerando la autonomía marroquí como solo una opción. Entre tanto, el Consejo de Seguridad de la ONU está en proceso de revisar la permanencia de su misión en la región, MINURSO, que desde 1991 ha funcionado con el objetivo inicial de organizar un referéndum de autodeterminación. Sin embargo, ante el actual estancamiento y los combates esporádicos entre las fuerzas marroquíes y el Polisario, el futuro del Sáhara Occidental permanece incierto, evidenciando un conflicto de baja intensidad, pero con importantes implicaciones geopolíticas.
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