El ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha consolidado como el candidato favorito de la clase media, un segmento del electorado con el que el Partido Demócrata ha perdido significativamente terreno. Este cambio de preferencia se debe a la creciente globalización, los avances tecnológicos y la deslocalización de empleos que han llevado a votantes mayores y aquellos sin estudios universitarios a sentirse abandonados por los demócratas. Las propuestas de Joe Biden, centradas principalmente en el voto joven, como la condonación de la deuda estudiantil, han alejado aún más a esta parte del electorado, que se inclina ahora hacia Trump en busca de representación. Específicamente, los demócratas han visto una caída de 17 puntos porcentuales en las encuestas desde 1990 en cuanto a quién representa mejor los intereses de la clase media, dejándolos empatados virtualmente con los republicanos.
Por otro lado, mientras los demócratas hacen alarde de la buena marcha de la economía nacional, con mercados bursátiles en alza y bajos niveles de desempleo, la clase media estadounidense no percibe estas mejoras debido a la inflación que ha afectado gravemente su nivel de vida. Este descontento ha impulsado a votantes de más de 65 años y aquellos sin estudios universitarios a preferir a Donald Trump. Kamala Harris, la candidata demócrata, enfrenta la tarea de construir una coalición sólida y superar la popularidad de Trump. Para ganar las elecciones del 5 de noviembre, Harris necesitará un fuerte apoyo de mujeres, votantes afroamericanos, jóvenes y votantes hispanos, confiando en que su respaldo entre los grupos minoritarios pueda superar el fervor de las bases trumpistas en una elección que dependerá de una alta participación.
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