En España, muchas madres se enfrentan a la frustrante realidad de que sus hijos suelen mostrar su peor versión únicamente con ellas, mientras que se comportan de manera más adecuada en otros entornos. Esta dinámica genera preguntas sobre la crianza y las capacidades maternas, ya que los niños parecen enfadarse más con las madres que con otros miembros de la familia. Sin embargo, según Rafa Guerrero, experto en apego infantil, este comportamiento no refleja un fracaso en la crianza, sino que indica que las madres son consideradas el «puerto seguro» por sus hijos, un lugar donde ellos se sienten libres de expresar sus emociones más intensas, incluida la rabia.
El concepto de «puerto seguro» proviene de la teoría del apego de John Bowlby, que sugiere que los vínculos afectivos tempranos con las figuras maternas son cruciales para el desarrollo emocional. Esta relación exige de las madres una gran carga emocional y una infinita paciencia, pero también requiere que se perdonen sus propios errores, ya que no se trata de ser perfectas. En las familias que comparten la crianza, es posible que los padres también cumplan un rol similar, reflejando la evolución en la dinámica familiar contemporánea, donde ambos progenitores pueden ofrecer este espacio de seguridad emocional.
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