El caso de David Azagra, hermano del presidente Pedro Sánchez, ha captado la atención pública tras su nombramiento como director de la Oficina de Artes Escénicas en la Diputación de Badajoz en 2017. Coincidiendo con el retorno de Sánchez al liderazgo del PSOE, Azagra, con una trayectoria musical envidiable, fue colocado en un puesto cuya importancia parece cuestionable para algunos. Su labor, teóricamente, incluiría coordinar actividades culturales y dirigir representaciones, aunque su presencia en las instalaciones parece más rara que la sincronía perfecta en una orquesta desafinada. La controversia se acentúa con las acusaciones de malversación de fondos y un abultado patrimonio que contrasta con su sueldo público, incluyendo inversiones inmobiliarias y en criptomonedas que suman una fortuna difícil de justificar sin una explicación detallada.
En 2019, Azagra estrenó como director artístico en una producción de L’elisir d’amore en Badajoz, financiada con recursos públicos, que más que democratizar la ópera, terminó en lo que los críticos describen como un fiasco cultural. La obra, de más de 130.000 euros, resultó ser una decepción, con críticas que destacaron la falta de control y armonía de la orquesta bajo su dirección, calificada como un desastre sonoro. Este episodio se suma a la creciente percepción de nepotismo y malversación en el manejo de fondos públicos, dejando a los ciudadanos en una ópera inconclusa que combina comedia y tragedia alrededor de los hermanos Sánchez. La situación continúa bajo observación mientras se espera que las autoridades judiciales esclarezcan las irregularidades financieras y administrativas del caso.
Leer noticia completa en OK Diario.
