En la mañana de este jueves, el sonido de motosierras invadió el barrio de Triana, Sevilla, marcando el final de un símbolo local: el ficus centenario de la iglesia de San Jacinto. El árbol, cuyos frondosos brazos verdes alguna vez abrigaron el área, ahora yace seco y amputado. Pese a los esfuerzos de vecinos y ecologistas para salvarlo desde que en 2022 se iniciaron los trabajos de tala, el Ayuntamiento de Sevilla decidió proceder con su apeo definitivo ante su deterioro irreparable. Evelia Rincón, delegada de Parques y Jardines, aseguró que se intentó recuperar el ficus ampliando el alcorque, regándolo y aplicando tratamientos, pero el ejemplar no resistió, cumpliendo así una decisión del pleno municipal de 2024 tras una moratoria solicitada por grupos ecologistas.
La frustración es palpable entre los trianeros, especialmente para quienes como Amelia y Rosa Daza, crecieron acompañados por este monumento natural. Los ecologistas critican al Consistorio por inacción durante el período de gracia y ven intereses económicos tras la larga pugna. Sin embargo, pese a sus protestas, el Ayuntamiento avanza con su plan de dejar solo una sección del tronco con una placa conmemorativa, alegando razones de seguridad. Aunque algunos vecinos como Rosa reconocen el valor sentimental de mantener el tocón, también destacan la necesidad de una solución estética que no interfiera con la vista de la iglesia, sentenciando que, una vez muerto el ficus, restaurarlo ya no es viable.
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