El Poder Judicial ha emitido suspensiones para detener la construcción de una casa de retiro militar en la laguna de Bacalar, Quintana Roo, pero el Ejército sigue adelante con las obras. A pesar de que los vecinos han obtenido resoluciones judiciales a su favor, se observa actividad continua en el sitio con maquinaria pesada y camiones, desafiando las órdenes judiciales. La comunidad local y organizaciones como Green Peace han expresado su preocupación por el deterioro del entorno natural y turístico de la laguna de los siete colores, en el corazón de la selva maya. Carlos Samayoa, representante de Green Peace, critica la indiferencia militar hacia las decisiones judiciales y destaca la necesidad de respetar la vida de la laguna y la selva.
Los vecinos lograron la primera suspensión cautelar en abril, que fue ignorada por la Secretaría de Defensa Nacional. Además, el Grupo Ecologista del Mayab ha denunciado ante Profepa sin respuesta. La construcción afecta al fuerte de San Felipe y a áreas federales junto al agua, algo que los vecinos alegan nunca pasó por una evaluación ambiental adecuada. Según ellos, la Secretaría de Medio Ambiente consideró equivocadamente que el proyecto no generaría desequilibrio ecológico. Bacalar, aunque popular por su belleza, enfrenta un conflicto entre el desarrollo militar y la conservación del medio ambiente, con los tribunales como último recurso para los ciudadanos que buscan detener lo que consideran un «atropello» autoritario.
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