Un estudio realizado en 1.056 ciudades revela que la combinación de rascacielos y superficies impermeables de asfalto crea condiciones propicias para graves inundaciones repentinas. Estas áreas urbanas intensamente desarrolladas facilitan la acumulación y rápida canalización del agua de lluvia, aumentando significativamente el riesgo de eventos catastróficos.
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