El Gobierno ve con buenos ojos un Abascal fuerte, ya que considera que su presencia consolidada podría fragmentar el voto de la derecha y beneficiar a las fuerzas del ejecutivo en futuros procesos electorales. Sin embargo, el crecimiento de Vox, el partido liderado por Santiago Abascal, en recientes encuestas y eventos públicos ha generado preocupación en algunos sectores del Gobierno. Temen que un reforzamiento excesivo de Vox pueda llevar a una polarización más profunda en el panorama político español, lo que complicaría la gobernabilidad y la implementación de políticas clave.
Las alarmas se encienden particularmente ante la posibilidad de que Abascal atraiga a votantes desencantados de otras formaciones políticas, incrementando su representación en el Parlamento. Esto podría traducirse en una capacidad de influencia mayor en decisiones cruciales, potencialmente obstaculizando iniciativas del Gobierno. Mientras tanto, el ejecutivo considera estrategias para contrarrestar este crecimiento y estudiar cómo los cambios en el tablero político podrían reconfigurar futuras alianzas y oposiciones.
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