El fenómeno de las películas navideñas ha evolucionado con el tiempo, adaptándose a los nuevos formatos de consumo y plataformas digitales. Mientras que títulos clásicos como «Qué bello es vivir» o «Love Actually» han cedido protagonismo, Antena 3 y plataformas de streaming, especialmente Netflix, han consolidado un nuevo tipo de contenido que se centra en telefilmes cargados de sentimientos positivos. Estos relatos presentan argumentos similares donde protagonistas, generalmente mujeres con dificultades amorosas, encuentran el amor en entornos idílicos y navideños. A pesar de la falta de reconocimiento abierto por parte del público, estas producciones prosperan y lideran las tablas de audiencia. En el último año, títulos como «Un muñeco de nieve para derretirse», protagonizado por Lacey Chabert, han capturado la atención, ayudados por narrativas que muchas veces rozan lo absurdo pero que aseguran una experiencia televisiva entrañable.
El impacto de las plataformas de streaming ha sido decisivo, con Netflix posicionándose como el abanderado de este subgénero, y demostrando con datos de visualización que el público consume y disfruta estos productos. Esta tendencia no solo alcanza a la industria del entretenimiento sino que refleja una reconfiguración sutil en la representación, con una apertura hacia más diversidad en el casting y las historias, aunque todavía mantienen un carácter conservador en muchos aspectos. Este renovado interés ha llevado a la inclusión de películas con temáticas navideñas y de otras festividades como Janucá. A pesar de ser productos de bajo presupuesto, estos filmes proporcionan un confort emocional que parece resonar con espectadores que buscan escapar de la complejidad del mundo real, y quizás ahí radica su éxito: en ser un espacio seguro y predecible, donde la narrativa positiva es la norma y el máximo conflicto no pasará de un malentendido romántico.
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