En noviembre, un soldado desertó de su brigada en Lugansk, una región conocida por ser un epicentro del conflicto, a menudo descrita como una «picadora de carne» debido a su intensidad bélica. Este joven había sido obligado a servir en el frente tras pasar años en prisión bajo el régimen de Putin, donde fue sometido a torturas. Su encarcelamiento fue un castigo por haber asistido a ucranianos detenidos en Rusia, un acto de humanidad que lo convirtió en enemigo del Estado. A pesar de haber escapado del conflicto armado, su lucha por alcanzar la seguridad continúa siendo una realidad desafiante.
A pesar de su deserción, el peligro no ha finalizado para él. Aún se enfrenta a la amenaza constante de ser capturado y a las secuelas psicológicas de su pasado. La situación en las áreas de conflicto en Ucrania es volátil, y aquellos que intentan escapar del control ruso se enfrentan a riesgos significativos. Esta historia de supervivencia es un reflejo de la compleja y peligrosa realidad que enfrentan muchos individuos atrapados en el conflicto, y destaca la resistencia y valentía necesarias para buscar la libertad en medio del caos.
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