La dimisión ha sido confirmada a través de un decreto oficial que indica que el funcionario decidió dar este paso «a petición propia». Esta acción ocurre un año después de que la Oficina Antifraude iniciara una investigación motivada por una denuncia del PSOE. La renuncia subraya la presión de la investigación sobre las presuntas irregularidades y refleja las tensiones políticas en juego.
El caso ha captado la atención pública y ha generado un debate en torno a la integridad y la transparencia en la administración. La denuncia inicial del PSOE desencadenó una serie de indagaciones que culminaron en la salida del funcionario, destacando la importancia de los mecanismos de control y supervisión en la gestión pública.
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