En la España de los años setenta, con solo un canal de televisión, los domingos eran sinónimo de programas como «Fantástico» de José María Íñigo. Durante una de sus emisiones, un niño que había enviado una postal para participar en la sección «¿Y usted qué sabe hacer?» tuvo la oportunidad de mostrar su peculiar habilidad de mover los omóplatos en vivo, sintiéndose luego como una estrella. Años después, gracias a las redes sociales, el protagonista pudo revivir esa experiencia televisiva que marcó su infancia. La televisión de aquella época, mirada desde hoy, parece anticuada y ajena a las nuevas generaciones, pero tuvo un impacto significativo y duradero en sus espectadores.
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