En 1834, la ópera «Maria Stuarda» de Gaetano Donizetti se estrenó en Nápoles bajo el título modificado de «Buondelmonte» para evitar problemas con la censura por sus contenidos políticos. A pesar de la acogida inicial, la representación se vio envuelta en el escándalo al desatarse una pelea física entre las dos cantantes principales, reflejando de manera cruda el conflicto entre María Estuardo de Escocia e Isabel I de Inglaterra, las reinas históricas que representaban en el escenario. El tumulto llevó a la cancelación del espectáculo tras su debut. Un año más tarde, la obra se llevó a la Scala de Milán con su título original y con la célebre María Malibran en el papel de Stuarda, pero fue prohibida tras seis actuaciones. Donizetti falleció sin haber visto su ópera volver a ser producida. Más de un siglo después, «Maria Stuarda» alcanzó el reconocimiento que hoy goza, consolidándose como parte fundamental del repertorio operístico global.
En la actualidad, el Teatro Real de Madrid ha seleccionado «Maria Stuarda» para cerrar su temporada con una serie de diez funciones entre diciembre, en colaboración con varios teatros europeos. Con la dirección de David McVicar, el montaje actual examina no solo el drama personal de sus protagonistas, sino también los dilemas políticos que subyacen, señalando la relevancia contemporánea de las divisiones del pasado. Lisette Oropesa y Aigul Akhmetshina encabezan el elenco, explorando los matices complejos de sus personajes, María y Elisabetta, con una visión más empática y matizada que la ofrecida en las producciones originales. El director musical José Miguel Pérez-Sierra ofrece un enfoque que prioriza la experimentación vocal por encima de las directrices tradicionales, permitiendo así un diálogo fresco entre músicos e intérpretes. El tenor Ismael Jordi, que da vida al conde de Leicester, expresa una renovación de energías en su participación, disfrutando del tratamiento detallado y respetuoso de su personaje bajo la batuta de McVicar.
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