En tan solo dos meses de su segunda presidencia, Donald Trump ha generado un clima de incertidumbre tanto a nivel económico como político, perturbando el orden mundial. Una de las medidas más polémicas ha sido su agresiva política arancelaria, que ha tensado las relaciones con socios comerciales como México y Canadá, y ha generado preocupación tanto en productores como en consumidores estadounidenses por la presión económica resultante. Las amenazas constantes y la aparente intransigencia del presidente han causado fluctuaciones significativas en los mercados financieros, reflejadas en pérdidas de importantes índices bursátiles como el Standard and Poor’s 500, el Nasdaq y el Dow Jones, sumando una pérdida estimada de 5 billones de dólares. Este ambiente adverso contrasta con las expectativas iniciales de prosperidad económica y refleja una creciente preocupación sobre el rumbo económico del país.
Paralelamente, en el ámbito político, ha habido señales de descontento entre el electorado estadounidense. Ejemplos recientes en Pennsylvania y Florida muestran votos más divididos y sorpresivos, sugiriendo una creciente desaprobación de las políticas de Trump. En Lancaster, Pennsylvania, un bastión republicano histórico, el demócrata James A. Malone consiguió una victoria notable. En Florida, una elección especial muestra una contienda cerrada, a pesar de que Trump anteriormente ganó cómodamente en el estado. La administración reaccionó retirando la nominación de Elise Stefanik para un puesto diplomático para evitar riesgos electorales adicionales. A medida que se aproximan las elecciones de medio término, las señales de rechazo del mercado y del electorado aumentan la presión sobre Trump para reconsiderar sus políticas proteccionistas y minimizar las pérdidas de su partido.
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