El nuevo entrenador del Real Madrid, Xabi Alonso, enfrenta un escenario poco habitual al comienzo de su mandato. Enfrentará al WSG Tirol en Austria en un amistoso que marca un comienzo apresurado para la temporada, similar a su debut en el Mundial de Clubes con solo tres días de preparación. Este amistoso representa una oportunidad única para Alonso, quien ha tenido que trabajar con una agenda ajustada debido al calendario apretado impuesto por las competiciones internacionales y la negativa de aplazar el debut en la liga contra Osasuna. La situación evoca el atípico verano de 2020, donde la preparación del equipo estuvo marcada por restricciones pandémicas pero con la estabilidad de tener al mismo entrenador y plantilla, algo que ahora ha cambiado.
Mientras tanto, otros equipos como Barcelona y Atlético de Madrid han tenido pretemporadas más convencionales, con partidos más numerosos y visitas internacionales. Alonso ha dirigido nueve sesiones de entrenamiento en circunstancias difíciles, incluyendo un partido a puerta cerrada contra el Leganés, lo que le ha obligado a optimizar el uso de tiempo y recursos. En su experiencia pasada en el Leverkusen, ya tuvo que enfrentar situaciones de adaptación rápida, lo que le permitió concluir la temporada en puestos de competición europea. Ahora, el técnico busca implementar estrategias con el tiempo limitado que tiene con el equipo, aprovechando al máximo los momentos de concentración en conjunto, como lo hizo durante su estancia en Estados Unidos, donde los vídeos y la convivencia intensiva jugaron un papel clave en su metodología.
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