La Deportiva Minera ha captado la atención nacional tras su reciente clasificación para enfrentar al Real Madrid en los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, un hito histórico logrado después de vencer al Alavés en la segunda ronda. La emoción generada por este logro se ha visto empañada por la controversia derivada de los elevados precios de las entradas para el encuentro. El club murciano anunció que el público en general deberá pagar hasta 150 euros para presenciar el partido, mientras que los abonados podrán adquirir sus entradas a partir de 50 euros, llegando hasta 120 euros, según la ubicación de los asientos. Además, los jugadores de categorías inferiores y sus entrenadores, quienes han sido fundamentales para el club, también tendrán que pagar, aunque con un precio reducido de 40 euros.
Esta polémica ha desatado una ola de críticas en las redes sociales, con muchos aficionados expresando su descontento por lo que consideran un abuso. Algunos usuarios señalaron que estos precios exorbitantes resultan en la pérdida del espíritu deportivo y la comunidad que debería prevalecer en ocasiones tan significativas para el club. Las críticas son particularmente duras hacia la decisión de hacer pagar a los propios empleados del club, lo que muchos ven como una falta de reconocimiento y apreciación hacia los que han contribuido al éxito de la Deportiva Minera. La situación refleja una creciente tensión entre la necesidad financiera de los clubes modestos y la percepción de explotación hacia sus seguidores y personal.
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