La circulación del SARS-CoV-2 se mantiene constante a lo largo de todo el año, pero la combinación de características de la cepa original y los efectos de la vacunación contribuyen a prevenir «escapes inmunológicos». Esto implica que, a pesar de la persistencia del virus, las defensas desarrolladas por el organismo y los refuerzos de las vacunas continúan siendo eficaces para proteger a la población contra formas graves de la enfermedad. Los especialistas sostienen que esta dinámica ayuda a mantener un control sobre la propagación del virus, aún mientras surgen nuevas variantes.
Actualmente, una variante descendiente de ómicron es responsable de aproximadamente el 80% de los casos detectados. Esta predominancia sugiere que el virus sigue evolucionando, pero las medidas inmunológicas vigentes continúan ofreciendo una barrera significativa contra el desarrollo de la enfermedad. Los expertos enfatizan la importancia de mantener actualizadas las vacunas y continuar la vigilancia epidemiológica para adaptarse a posibles cambios en el comportamiento del virus, en un intento por mitigar su impacto en la salud pública global.
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