En los últimos años, España se ha convertido en un destino atractivo para los gigantes tecnológicos de Silicon Valley, que han decidido instalar grandes centros de datos en nuestro país. Empresas como Amazon, Google, Oracle, IBM, Grupo Aire, Meta y Microsoft han planificado desplegar estas infraestructuras esenciales para el mundo hiperconectado y el crecimiento de la inteligencia artificial (IA). Sin embargo, este desarrollo ha generado preocupaciones debido al alto consumo de agua y energía que requieren estos centros, especialmente en un contexto de sequías cada vez más frecuentes.
Los centros de datos son fundamentales para almacenar la información digital de empresas y usuarios. En la era del Big Data, la demanda de estas instalaciones ha crecido exponencialmente, y su tamaño y consumo de recursos también han aumentado considerablemente. Aurora Gómez, de la asociación ‘Tu nube seca mi río’, destaca la magnitud de estos centros, comparándolos con macrogranjas de datos que demandan cantidades descomunales de agua y energía.
La necesidad de refrigerar estos centros de datos para mantener una temperatura operativa adecuada ha llevado a las empresas a optar por el uso de agua en lugar de electricidad, debido a su menor costo. Una investigación publicada en la revista Nature en 2021 reveló que un centro de tamaño mediano (15MW) puede usar tanta agua como tres hospitales o dos campos de golf. Este consumo es alarmante en regiones donde los recursos hídricos ya son escasos.
Amazon fue la primera en establecerse en España, abriendo tres centros de datos en Aragón en 2022 y anunciando una expansión adicional en 2024. Microsoft y Meta también han seguido su ejemplo, con inversiones significativas en infraestructuras de IA y centros de datos en Madrid y Toledo. Aunque estas inversiones han sido bien recibidas por las autoridades locales y autonómicas, la falta de transparencia sobre el consumo de agua y energía de estos centros ha generado inquietud.
Meta, por ejemplo, ha indicado que su centro de datos en Talavera de la Reina consumirá 500.000 metros cúbicos de agua al año, lo que representa un 8% del consumo de agua de la ciudad. Las empresas aseguran que usarán energía 100% renovable, pero no han proporcionado detalles específicos sobre sus planes para mitigar el consumo de agua.
España ofrece varias ventajas para la instalación de centros de datos, incluyendo una abundante producción de energía renovable y una ubicación geográfica estratégica que facilita la conexión a cables submarinos cruciales para el funcionamiento de internet. Sin embargo, la saturación de otros mercados europeos y la permisividad de las administraciones locales también han jugado un papel importante en atraer a estas empresas.
El establecimiento de centros de datos no ha estado exento de polémicas en otras regiones del mundo. En los Países Bajos, Irlanda y Singapur, las preocupaciones sobre el consumo de electricidad y agua han llevado a imponer moratorias a la construcción de nuevas instalaciones. En Uruguay, el plan de Google para construir un centro de datos fue recibido con indignación debido a su impacto previsto en los recursos hídricos.
La experta Ana Valdivia subraya la necesidad de una mayor transparencia por parte de las empresas y una regulación más estricta por parte de los gobiernos para evaluar el impacto real de estos centros. «Tenemos que pensar en qué recursos digitales son necesarios y cuáles no», plantea Valdivia, cuestionando el uso de plataformas de alto consumo como TikTok y el metaverso.
Aurora Gómez, de ‘Tu nube seca mi río’, aboga por una «computación con límites» y sugiere soluciones como infraestructuras públicas de datos y medidas sencillas como apagar las máquinas por la noche para reducir el consumo innecesario.
En resumen, mientras los centros de datos son cruciales para nuestra vida digital, su impacto en los recursos naturales plantea serias preguntas sobre la sostenibilidad y la necesidad de una gestión más equilibrada y transparente.