La resolución presentada por Estados Unidos en el marco de las Naciones Unidas busca impulsar el diálogo entre Marruecos y el Frente Polisario respecto al futuro del Sahara Occidental. Esta iniciativa propone que las conversaciones se desarrollen basándose en la propuesta de autonomía presentada por Rabat, un enfoque que busca ofrecer una solución política duradera a un conflicto que se ha extendido por décadas. La propuesta marroquí señala una manera de gestionar el territorio con un grado de autonomía, aunque bajo la soberanía del reino alauí, aspecto que ha generado escepticismo y rechazo por parte del Frente Polisario, respaldado históricamente por Argelia.
La comunidad internacional ha seguido de cerca esta situación debido a la relevancia geoestratégica del Sahara Occidental y la estabilidad de la región del Magreb. Estados Unidos ha subrayado la necesidad de abordar el problema de forma pragmática y en sintonía con los esfuerzos de la ONU. Sin embargo, la firma de la resolución se produce en un contexto de tensiones crecientes, donde Marruecos ha ganado un respaldo significativo de potencias occidentales, mientras que el Frente Polisario continúa reclamando un referéndum de autodeterminación que ha sido objeto de disputas y demoradas negociaciones.
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