En febrero, la Asamblea decidió congelar su última sesión en medio de una creciente expectativa sobre si el presidente del Gobierno acudiría a una citación planteada por el grupo de ‘populares’. Este grupo había formulado la solicitud con el objetivo de debatir y esclarecer distintos asuntos de interés político y administrativo, poniendo presión sobre el presidente para que brinde claridad en temas que consideran cruciales para la gestión pública. La decisión de suspender la sesión subraya la tensa atmósfera política y la incertidumbre en torno a la participación del líder gubernamental, quien aún no ha confirmado su asistencia formalmente.
Esta situación ha causado un revuelo en el ámbito político, acumulando distintas reacciones tanto a nivel institucional como entre la población. La espera sobre si el presidente comparecerá no solo genera cuestionamientos sobre su liderazgo, sino que también pone de manifiesto las divisiones entre los diferentes partidos dentro de la Asamblea. Esta dinámica resalta la importancia de la convocatoria como un punto álgido en la agenda política, que podría influir significativamente en el rumbo de futuros debates legislativos y en las decisiones estratégicas del gobierno.
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